domingo, 13 de febrero de 2011

La madre de Tara

Fue así como me enteré de porqué razón la madre de Tara parece estar siempre triste.

Me enteré porque me dio una brazo. Parece una tontería ¿verdad? Me dio un abrazo y vi en mi cabeza algo que no pude entender, o al menos no inmediatamente.

Vi a la madre de Tara llorando desesperada, como si fuese la persona más desdichada del mundo,como si ya nada le importase más que sus lágrimas y su desesperación.

Aquello no duró mucho, por fortuna. Pero fue tan claro, tan real, que el corazón casi se me para y me puse pálida como la pared. Tuve que meterme en el baño y lavarme  con agua helada. Por cierto, un consejo: para tranquilizaros, para que el pulso vuelva a su sitio, nada como dejar caer agua muy fría sobre las muñecas. Es muy extraño, pero sirve para desacelerar el corazón.

Y eso fue lo que hice yo mientras, desde el otro lado de la puerta, Tara me preguntaba si me encontraba bien.

Encontrarse bien. Ya. Es que eso es muy relativo.

No comenté nada a nadie. Ni a mi madre, ni a Tara. Comí con ellas dos intentando prestar atención a lo que contaban, aunque la cabeza se me iba constantemente ala escena que acababa de ver dentro de mí.

Luego, cuando me iba a marchar, me fijé en una foto en que la madre de Tara, mucho más joven, sujetaba en brazos a un bebé guapo y regordete.

- ¿Eres tú?- le pregunté a Tara
- No - contestó - es mi hermana.
- ¿Y dónde está ahora?
- En ningún sitio. Murió hace catorce años, al poco de nacer yo.

Así que era eso loque había visto: a la una madre que había perdido a su hija.

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