miércoles, 27 de octubre de 2010

Lo que le importa a Lou

Lo dije ayer: si quiero devolverle la pelota a la tía Lou, tengo que pensar en algo que le importe de verdad.

Supongo que ahora a la muy zorra lo que le importa es mi padre, pero poca cosa puedo hacer ahí.

También le importa su casa: la muy imbécil está suuuuuper suuuuuper orgullosa de su precioso apartamento decorado por uno de esos caraduras que te cobran una pasta por pintar todo de blanco y escoger media docena de muebles carísimos y unas máscaras africanas.

En serio, deberíais ver el apartamento de Lou: parece un hospital de un poblado de Kenia o algo así: las paredes, la alfombra, el sofá, todo de un blanco que da grima, y luego un montón de cacharros "étnicos", que apuesto a que ni siquiera ella sabe lo que significa.

Los puñeteros cacharros étnicos costaron un riñón, y me apuesto a que el decorador los compró en el chino de la esquina y luego le dijo que los había traído de Senegal o de sabe Dios donde.

El caso es que Lou esta tan contenta con su apartamento, que sería maravilloso jorobárselo. Y bien fácil, por cierto: con llevar un spray de pintura negra, todo arreglado.

La verdad, con lo cabreada que estoy ahora mismo, lo pasaría fenomenal entrando en su casa con un bote de titanlux para ponerlo todo perdido, y un palo de fregona para hacer trizas sus cochinas máscaras del África Negra compradas en el Todo a Un Euro.

Pero no nos engañemos: ¿cómo iba yo a poder entrar en el apartamento de la tía Lou?

Así que descartado lo de hacer el gamberro en su casa, ap esar de lo estupendamente que me lo pasaría y toda la adrenalina que podría soltar. 

Tiene que ser otra cosa. Y pensando, pensando, he recordado lo que más quiere Lou. Más incluso que su apartamento moníssssssimoy pijíssssssimo.

A mi tía Lou le encanta su coche.

Empecemos por ahí. ¿Qué os parece?

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