lunes, 17 de enero de 2011

Primer día de clase

Hoy he empezado en mi nuevo instituto. Son las dos y media y me he escapado a un ordenador para contaros un poco lo que hay por aquí.

Tara,que es muy buena chica, me recogió hoy en casa a las nueve menos cuarto para acompañarme en mi primer día. Se lo agradecí muchísimo, porque es difícil empezar sola en un sitio nuevo. Así que Tara se vinoconmigo y me presentó a mis nuevos compañeros.

Soy incapaz de recordar los nombres de todos, pero ya puedo decir que me demostraron más simpatía en cinco minutos que mis antiguos compañeros en cinco meses. Parecen alegres y contentos: está claro que les gusta vivir aquí. Y eso me da esperanzas. Esperanzas de que quizá algún día me encuentre en Bline tan bien como parecen encontrarse ellos.

Los profesores también parecen buena gente. Me dieron la bienvenida con mucha amabilidad. Es como si a todo el mundo le preocupase mi estado. Diréis que soy rara - bueno, de hecho lo soy - pero esa actitud no acaba de gustarme. La verdad, preferiría que se olvidasen de mí. Que me dejasen un poco a mi aire. Lo cual no quiere decir que no agradezca que se preocupen por mí.

La comida del instituto es buenísima, de verdad. Y, para colmo, a la hora del recreo nos sirven chocolate caliente y unos bizcochos muy ricos. Increíble ¿verdad? Tara me explicó que es solo durante el invierno, para evitar que en los meses de frío tengamos que salir fuera a tomar algo durante el descanso.

Y me doy cuenta de que, no sé si deliberadamente  o no, he dejado a Víctor para el final. Porque, después de que Tara me diese la lata con él, por fin lo he conocido.

Pero no voy a hablar de él ahora.Son casi las tres. Y es hora de volver a clase.

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